sábado, 17 de septiembre de 2016

SI EL OCÉANO SE LLAMASE OSCURIDAD.

Llegó Halloween. Los Landgon darían una fiesta y Violet saldría con Tate. Ella se estaba cambiando cuando sintió que golpeaban su ventana. Se asomó.

—¡Casi muero de un susto! -dijo ella.
—Era la idea. -Dijo él.
—Claro. -Dijo ella y bajó por la ventana. Ya había logrado toda una técnica para no raspar sus piernas.

Salieron y caminaron hacia la playa.

—Aquí es donde traigo a mis víctimas. -Dijo él, sonriendo. Ella lo miró incrédula.-Aún no tengo ninguna, pero sí las traeré aquí.

Se sentaron en la arena.

—Tate-dijo ella- Si algún día termino contigo es que me voy a suicidar.
Él la miró a los ojos:
—Si terminas conmigo, me suicido contigo-Le dijo Tate al oído-Y te tendré conmigo por la eternidad.
—¿Y cuando reencarnemos?-dijo ella.
—También.-La besó.
—Eres un idiota-rió ella-Muy cursi, muy...-lo besó.
—Casi lo olvido-dijo él-ten, la pinté de negro porque sé que no te gustan las cosas normales.
Ella admiró la rosa negra sin espinas.
—Le quité las espinas para evitar que te suicides con ella-dijo Tate.
—Eres el primer chico que me da una flor.

Ella rió.
Él moría por su sonrisa.
Ella moría.


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