Perdón por querer hablarte constantemente. Perdón por ponerme triste siempre que tardas en responder. Perdón si a veces digo cosas que te hartan.
Perdón si a veces me vuelvo insoportable. Perdón si no me quieres hablar tanto como yo te quiero hablar a ti. Perdón por pensar en ti y tan seguido. Perdón si te cuento mis dramas sin sentido aunque probablemente no te interesen. Incluso perdón por escribirte esto y perdón si es que te llego a hacer sentir culpable, me gusta escribirte cartas que tal vez nunca leerás, pero que permiten que mi alma desahogue esas gotas invisibles de la aflicción que en ocasiones me causa este amor.
Perdona por hablar sin decir nada, por callar diciéndolo todo, por hacerte perder el tiempo con días vacíos, por confesarte que jamás confesaría nada y admitir que no admito las dudas. Perdón por lo que lees, por lo que escuchas, por lo que muestro y escondo, por lo que obligo o demuestro, perdón por si todo esto acaba o, por el contrario, se convierte en algo para toda la vida.
Perdón si me vuelvo molesta, sólo soy yo, extrañándote mucho...
No hay comentarios:
Publicar un comentario