sábado, 5 de noviembre de 2016

SE ENCONTRARON NUESTRAS VIDAS...DISOLVIERON-REBOTARON. *Parte 2*

Adrián Alonso Lozada. Octubre de 1971.
Adrián fue un chico que conocí en el colegio donde ambos estudiábamos, yo llegaba como nueva estudiante en ese año lectivo y una chica de quien me hice amiga muy rápido me lo presentó mientras yo me encontraba sentada con mis piernas cruzadas, seguramente escuchando alguna canción Led Zeppelin o dibujando mis trazos extraños. —Mucho gusto, Adrián—me dijo él extendiéndome su mano, —un gusto— respondí yo diciéndole mi nombre y apretando suavemente su mano mientras ambos sonreíamos. Nunca imaginé que una presentación tan simple me hubiese permitido conocer a la persona más espléndida que haya tenido en mi vida; quién diría que un simple "mucho gusto" y un par de sonrisas fueran el comienzo de esta amistad de años, que me hacía sentir protegida, fuerte, segura y me permitía ser yo misma, riéndome de cosas sin sentido y gritando por la calle mientras caminaba con él;  nuestra amistad era única y confieso que antes de hablar con él, sentí cierta atracción, cosa que luego fue cambiando por un gran cariño de amigos, incluso lo llegué a sentir como mi hermano. Con él pasó lo contrario, pues confiesa que desde el primer momento en que me vio, le gusté, y con el paso del tiempo se enamoró de mí. ¡Y qué amor! pues fueron tres años y medio en que su sentimiento estaba latente, mientras yo no le daba ningún indicio de que lo amaba de esa forma; pero lo quería, lo quería más que a cualquier otra persona, era una pieza que no podía faltar en el rompecabezas de mi vida, conocerlo a él fue verdaderamente un milagro del Ser Supremo. Estando a su lado siempre había un motivo para reírnos a carcajadas, para darnos abrazos inesperados, para golpearlo con la excusa de que esa era mi forma de quererlo y para que él me correteara y me hiciera cosquillas hasta dejarme sin aliento. ¡Oh cielos! cuánto quería a ese hombre.
Llegó el día de la graduación. Recuerdo que me miró con mi vestido rosa de velo negro, mis tacones de 11 cm, que por cierto no los soportaba, mi cabello algo peinado a comparación de como siempre lo he llevado y un poco de lápiz labial color rosa pastel en mis labios. "Te ves hermosa" me dijo mientras yo me quitaba mis tacones para caminar en medias hasta la cafetería junto a él, "y por fin te has peinado" añadió, yo sólo le sonreí, le saqué la lengua y le dije "tonto". Al cabo de un rato ya era el momento de la despedida, me invitó al centro comercial pero mis padres me tenían una cena, así que tuve que decirle que no podía ir; nos abrazamos, nos felicitamos y nos despedimos. Esa fue la última vez que  tuve contacto directo con Adrián, nunca más supe de él más allá de unos minutos hablando por un chat donde muchas veces yo no respondía; y entonces jamás volví a verlo y pensé que esa amistad de años no volvería, pero el destino no tenía esos planes para nosotros. 

Fue un 7 de octubre, no olvidaré esa fecha, 7 de octubre de 1974. Yo estaba guardando un paquete de M&M'S en un casillero, y de repente alguien me tapó los ojos; fue un hábito que Adrián hacía en mí cuando estudiábamos... ¿Diego? —pregunté— y sólo escuché una risa, una risa que no había podido olvidar aún después de tanto tiempo; él me descubrió los ojos lentamente y cuando me di vuelta ¡oh sorpresa! Adrián estaba ahí, justo detrás de mí, con una gran sonrisa en su rostro, se le notaba el entusiasmo que le produjo volver a verme. Yo no salía del asombro, pues me era casi imposible creer que estaba de nuevo con mi chico, con mi persona especial. Mis sentimientos no habían cambiado para nada, y los de él tampoco, él seguía amándome y yo, bueno, ustedes ya lo saben...no podía corresponderle; lastimosamente.

Me atrevo a decir que ese fue uno de los mejores días de mi vida, pues su presencia alegró totalmente mi ser y mi alma, me llenó de felicidad; sin contar que, ese mismo día empecé a salir con Diego, pero eso ya es una historia que no vale la pena contar, pues como ya he escrito, fue un amor que me dejó destrozada.
Le prometí a Adrián que a partir de ese día estaría muy pendiente de él y nos comunicaríamos constantemente, así lo hice; tuvimos largas conversaciones, haciéndonos reír y contándonos cómo había sido nuestra vida después del colegio.
el 23 de octubre fue la noche en que Diego me rompió el corazón, y como siempre, Adrián estuvo conmigo para consolarme y llenarme de ánimo. ¡Cómo podía estar tan ciega y no darme cuenta que lo que en verdad me convenía estaba justo frente a mí! esas mismas palabras se las dije esa noche después de todo el ánimo que me dio; Adrián sólo me dijo "si lo que quieres está frente a ti, tómalo, el mundo es tuyo y de nadie más; sólo te pido que no olvides que ERES LA MEJOR persona que conozco, sos una mujer muy berraca y hermosa, yo sé que vas a poder salir de esta y no olvides que PASE LO QUE PASE  vas a poder contar conmigo para todo". Jamás olvidaré esas palabras. Poco a poco el dolor disminuía, pero no cesaba. 


La mañana del 28 de noviembre recibí una llamada de Adrián diciéndome que esa misma tarde tendría que viajar fuera del país con Diego, durante un par de meses; fue algo que me dejó fría por unos segundos, ¡cómo era posible que, justo cuando estaba tan unida, tan cercana a Adrián, cuando nuestras conversaciones eran tan largas y nuestra amistad había vuelto a ser como antes, teníamos que separarnos por tanto tiempo! pero qué más daba, era una oportunidad que él no podía dejar pasar, y yo estaría para apoyarlo pasara lo que pasara.

En horas de la tarde llegué al aeropuerto y estuve esperando durante 1 hora, quería verlo y abrazarlo, no me era fácil asimilar la idea de que estaríamos lejos; después de un rato llegó y me dijo "me alegra mucho que estés aquí, enserio gracias" yo simplemente le sonreí. Mientras él hacía check in, yo estaba pensando en por qué su novia no estaba ahí para despedirlo... ella siempre me ha caído mal, pues Adrián me había contado tantas cosas pasadas y no eran nada lindas, ella no lo valoraba y  eso era algo que  yo no lograba soportar. Al cabo de unos minutos, llegó Diego, nos saludamos y yo volví con Adrián para pasar los últimos minutos a su lado y decirle lo mucho que lo extrañaría. 
Ya era hora de tomar el vuelo y yo ni siquiera era capaz de contener mis lágrimas frente a él, me dolía hasta lo más profundo de mi lo que estaba pasando en ese momento; nos despedimos con un gran abrazo y un "TE AMO", y pronto lo vi acercarse cada vez más al avión, lo vi partir. Esa noche sentía que había algo en mi que me hacía verlo de un modo diferente, no como siempre, pero estaba reacia ante esa pequeña sospecha de que el "te amo" que le dije no era sólo de amistad, de que en realidad lo amaba. Quise ocultarlo todo. Fui tan estúpida. 
Pasaron semanas y yo no podía extrañarlo más aunque quisiera, es que estar sin él a mi lado era demasiado, lo echaba mucho de menos; cada vez iba confirmándome más que me estaba enamorando de él, pero me empeñé en negarlo. ¡Cómo me arrepiento de eso! Desperdicié mucho tiempo, Adrián. Perdóname.



COMPARTIR-CARLA MORRISON. *No la olvides*




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