jueves, 21 de abril de 2022

APNEA

Todo empezó un jueves de abril. La magnitud de la ruptura tardó 24 horas en digerirse. Cuando se hizo viernes y fue de noche los fantasmas de la ausencia empezaron a adueñarse de todo. 

Mientras se desintegraban los sueños, se multiplicaban los fantasmas. La risa, como cosa del pasado; el llanto, lluvia desbordada. Aprender a vivir en compañía fue negarse a vivir en soledad. El aire se hace denso, los días se hacen largos y las noches son infiernos de insomnio y melancolía. 

Tantos viernes, tantos abriles, y solo aquel de fecha cualquiera marcó el principio de un final en pausas. Ese día empezó, lo que terminaba. 

Cabe un siglo en este viernes por la noche, dueles más que el peor dolor que se inventó. El espejo lanza dardos de reproche, hoy empieza lo que ya se terminó. La esperanza se tiró por la ventana, el insomnio se quedó a vivir aquí; el ayer lo dejó todo pa' mañana y el mañana, cuando esté, yo ya me fui. No consigo respirar, hago apnea desde el día en que no estás. Caigo hasta el fondo del mar arañando la burbuja en que no estás. Imposible respirar, el oxígeno se fue de este lugar. 

Te regalo estas letras desesperadas, desabridas como lunes por la tarde. Colapsada caigo al fondo y en picada y no tengo ni el valor pa' ser cobarde. 

Morir será mejor que recordar. 

-Ricardo Arjona. 


Mientra me despedía de ti, por dentro rogaba que me dijeras que no te querías ir; pero eso no pasó.

-E.

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